Siente que el pecho le va a estallar,
coge ese coche e inicia una fugaz
espatoria,
mete la sexta y ya va a 200km/h,
hay personas que por mucho que les
digas:
-¡Para!
Viven en un continuo exceso de
velocidad,
y necesitan la velocidad para sentir lo
más mínimo,
personas que sólo son felices en
acantilados,
y comparan su vida con precipicios.
El miedo es lo último que se siente,
la última estación de una derrota,
el último segundo que usas para apurar
ese cigarrillo, antes de tu actuación.
La vida ya es lo bastante puta, como
para que queramos joderla.
Los sueños deberían empezar por una
pesadilla, para despertamos en el momento.
Hoy nos follamos al miedo, que la
tristeza es sólo un momento,
y al final del camino pone felicidad.
Y digo nos porque no estoy estoy
dispuesto a recorrer este camino solo.
Quizá, el error comenzó cuando
aceptamos que eso era una estrella,
sólo por el hecho que tenía forma de
estrella,
que si te fijas bien, no tiene forma de pentágono sino redonda,
quizá es lo que escogimos y las palabras
acaben donde el papel del bocadillo,
o quizá alguien vendrá nos dará una
colleja y dirá que ese papel se puede volver a usar.
He visto magos moviendo su varita,
riéndose de nosotros.
Por eso corre, no me fío ni un pelo de
ellos,
vamos tú puedes, estoy aquí, no me
digas que no puedes más.
Venga ya queda poco.
Y al día siguiente se fue, porque si
no, no acabaría.
En su carta de despedida ponía:
-Te quiero, y te voy a querer siempre,
ese es el problema.
Nunca supe más de ella,
sólo sé que,
al oír la noche inmensa, más inmensa
mi sonrisa,
recordando tus bragas en el suelo,
supe que hoy no acabaría, porque
amor malo nunca muere.
Si algo tengo claro en mi vida,
es que seguiré escribiendo,
porque hay historias que son infinitas,
que nadie sabe como empezaron,
y sólo yo
sé
como acabarla.
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