miércoles, 13 de agosto de 2014

Café, solo, por la noche.


Mira ese niño que está construyendo un castillo de arena,
él es feliz con su pala, sonríe,
no para de decir que va a construir el castillo más grande
e imagina que mañana seguirá ahí, porque los muros que ha hecho
son irrompibles y nadie ni nada podrá destrozarlos.
Está a punto de acabar...
Puta ola.

Niño no llores pronto aprenderás que los sueños son castillos de arena,
la pala con la que juegas la esperanza,
y los muros el corazón irrompible.

Quién te dijo que se podría escribir de esas veces que haces lo correcto
y te sientes como un gilipollas.
Quién te dijo que se podría escribir de los errores que cometemos,
si cada dos de cada tres personas que conozco son adictos a ellos.
Quién te dijo que puedo vivir en una tragicomedia, donde sonrio,
pero lo único que quiero es huir de mí, y donde voy, acabo encontrándome.

Todavía se juzga a la chica que se folla a dos tíos a la vez,
pero no a la que jura por su vida que quiere a los dos.
La gente
cada día tiene más cuento y menos historia,
no estoy lo suficientemente triste,
para abrir el tarro de galletas al que le puse tu nombre,
aunque lo vea sonriendo,
que no sé si es por eso de que un día me pintaste unas alas en la espalda,
y os voy a decir que son las alas más grandes que he visto en mi vida,
pero son muy pocas las ganas de volar
que la tristeza es un vicio y tu sonrisa su único alimento
a falta de verla me refiero.


Como todas las noches,,
me he hecho un café,
y he empezado a pasar páginas en el libro de mi vida,
para encontrar esa que pone punto y final.
Que ni sobran ganas ni me faltan fuerzas,
pero estoy cansado,
mucho,
de pelear contra un gigante,
y que cada día no sepa si he ganado o he perdido
porque luchar contra uno mismo es una batalla que no tiene fin,
y como si fuera cuestión de orgullo, tienes que volver a hacerlo cada noche.

Que sí, que también sé que soy un desastre, y que vivo como me da la gana,
pero al final siempre, vivir así trae consecuencias,
el poeta se va en medio de abucheos y esas cosas que nunca te dije.
No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca, jamas, sucedió,
y dolor más grande que el de tener el castillo hecho y que venga alguien y te lo rompa,
como un puto tsunami.

Volver a leerme es querer volver a hacerme daño,
y ya no sé si soy lápiz, papel o recuerdo,
que triste que todo vaya a morir aquí,
y sin ni siquiera haberte tocado,
me pondré ese polo que me decías que me hacía tan guapo,
e iré a comprar y me parare en medio del supermercado
porque no tengo ni puta idea de cual es tu plato preferido,
cogeré el mismo autobús, de nuevo y te gritaré desde tu puerta,
y me daré cuenta de que siempre llego tarde, en esto de cogerse de la mano,
que mi vida, se parece más bien a lo sueños que se dicen en voz alta,
el día que llevo calzoncillos rojos y se brinda con champagne.

Mira yo sé que no nos gusta la misma música,
pero podemos seguir bailando,
¿Quién es ese hijo de puta que te mira tanto? Perdón, soy yo.
Imagina multiplicar tu sonrisa, y que hoy nos riamos hasta que nos duela.
Es que joder tendrían que conocerte y ver esa sonrisa,
ojala un poeta que la describa mejor que yo,
ojala alguien que haga de sastre de corazones,
que sí, que hay peores cosas que no tenerte,
y es tenerte cerca y sentirte lejos.

Cómo pretendías ordenar este caos.
A nadie le interesa la gente que vive entre precipicios,
yo ya era un desastre antes de conocerte, y bailaba entre...

-!Shhh, calla!
Mira el niño ha construido de nuevo el castillo,
ahora dice que aunque se le han roto los muros,
siempre se pueden reconstruir,
y de nuevo, sonríe.

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