Y ella dijo:
-Quiero enamorarme.
Quieres volar, tener alas,
y mientras acaricias el suelo,
porqué nada más empezar a eso que
llamas volar,
te mojas las alas,
sin saber porqué,
y la vida pasa, y pasan las
oportunidades de volar,
por eso alguien me dijo un día que
sólo anhelamos eso que ya no podemos tener,
amas lo que pudo haber sido,
aunque te pasas la vida soñando con
que un poeta te escriba,
y que un cantante tenga que parar en
medio del concierto
por culpa de esa canción que te
escribió a ti.
Y comprendí que ella, no estaba
enamorada de alguien,
sino de la idea del amor que le
vendían en los libros,
de las letras de Sabina, y los versos
de Benedetti,
de las películas que veía los
domingos.
Los domingos el día que sentía que
nadie le iba a enamorar,
y que nunca sería protagonista sino
espectadora.
Ojalá entendiera que tengo tres mil
trescientos setenta y cuatro poemas
dónde en todos tú acabas riéndote a
carcajadas,
y mientras yo pensando en el próximo
poema,
ese en el que pongo:
"Hoy, está más guapa que nunca,
por fin deja de tener miedo".
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