sábado, 20 de agosto de 2016

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¡Tic!
¡Tac!
Gritaban los chicos que sabían de que iba esto,
Y los gurús espirituales veían una apuesta suicida que va de mano de un latido programado,
Vivir entre relojes que van a una velocidad que no controlas pero que todo el mundo comprende,
Conocer la electrónica de cada cosa que ves, sentir que es tuyo cada instrumento de sociabilidad está codificado  por alguien como tú.
Caminar entre los tuyos y sentirse extraño,
Sólo sentirse diferente y raro en este sin sentido de búsqueda de ondas con conexión a un mundo tan perfecto y tan perfeccionado para nosotros mismos, tan distinto, tan parecido a lo que soñamos, tan alcanzable…
I hate you Big Data.

Seguir soñando en un mundo tal como es,
Y no poder combatirlo,
La suma de todos nuestros esfuerzos,
la gran cadena de la industria de las telecomunicaciones,
la masturbación del “me gusta” por encima de la ilusión, ganas, alegría, sonrisa, viajes, camino , cervezas .
Al fin al cabo, mi incomodidad frente a algo que me siento cómodo.

Cada vez sentirse menos cómodo en el ego, y más en el abrazo,
Dejar la competitividad insana del sé el mejor con el que me criaron,
Abrazar la tristeza de otro, y llorar con él.
Seguir bebiendo dónde no encontramos como calmar esta sed en mitad de la resaca.

Creer en la infinidad de las millones de cosas insignificantes que están por encima de nosotros
Creer en la posibilidad de mirar el mar tranquilo al final de la noche,
Creo en la diferencia de tener sueño y ser soñador, entre perder y perderse,
Creo en las discusiones como excusa para buscar nuevas formas de quererse.

Cuando necesitas desconectar de ti mismo, algo va mal,
Cuando ya no miras tanto,  cuando dejas de un lado lo imprescindible,
Cuando gritas en silencio, y camuflas tus sentimientos en fórmulas que ni comprendes,
Cuando la rabia cercana a la locura se traslada al boli que ha atravesado cuatro folios,

Es que no eres tú.



Hoy me quedaban 14 asignaturas y el proyecto,
¿Por qué escribo? –Me volví a decir.









Para huir de mí.


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